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Se podría pensar que todo el mundo es consciente de la extrema importancia de las patatas fritas. Pero es muy probable que lo que estamos viendo ahora sea sólo el principio, ¡y aún hay tiempo de sobra para subirse al carro!

Y parece que no se trata sólo de conjeturas. Sólo en los dos últimos años Estados Unidos ha comprendido plenamente que los semiconductores son ahora tan importantes para la economía moderna como el petróleo.

Hay patatas fritas por todas partes. En 2021, el coche medio contenía unos 1.200 chips por valor de 600 dólares, el doble que en 2010. El año pasado, los fabricantes de automóviles perdieron 210.000 millones de dólares en ventas por la falta de chips. La competencia con China ha alimentado el temor a que pueda dominar sectores clave de los chips, ya sea con fines civiles o militares, o incluso bloquear el acceso de Estados Unidos a las piezas. Lo que, comprensiblemente, está alimentando una enorme avidez por el sector.

El gobierno y las empresas están gastando miles de millones en un enorme esfuerzo por aumentar la producción nacional de chips y asegurar el suministro. Es una gran apuesta por una industria que fija los contornos de la competencia internacional y determina la ventaja política, tecnológica y militar de los países. Y este esfuerzo parece destinado a eclipsar el clásico objetivo principal de Estados Unidos: el petróleo.

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"Dónde se encuentran las reservas de petróleo ha determinado la geopolítica de los últimos 50 años", afirmó el ejecutivo de Intel. "Dónde se ubiquen las fábricas de chips será más importante en las próximas cinco décadas".

Cuando el petróleo se convirtió en la base de las economías industriales en la década de 1990, Estados Unidos pasó a ser uno de los mayores productores mundiales. Asegurar el suministro de semiconductores es más complicado. Mientras que el petróleo es petróleo, los semiconductores se producen en una desconcertante variedad de tipos, capacidades y costes, y dependen de una cadena de suministro de múltiples niveles en la que intervienen miles de insumos y muchos países. Debido a las economías de escala, Estados Unidos no puede fabricarlos todos por sí mismo.

¿Más motivación aún?

Y en Estados Unidos faltan sobre todo las mejores y más caras patatas fritas. ¿Todavía no te parece un incentivo suficiente para que sigan ocurriendo grandes cosas aquí?

Porque las autoridades estadounidenses esperan que las subvenciones federales den lugar a fábricas lo bastante grandes y maduras para ser competitivas y rentables en el futuro. "Necesitamos que Intel piense en tomar una instalación de 20.000 millones de dólares en Ohio y convertirla en una de 100.000 millones. Tenemos que convencer a TSMC o Samsung de que pueden pasar de 20.000 obleas al mes a 100.000 y tener éxito y ser rentables en Estados Unidos. Ya está".

Son cinco veces. ¿Todavía no crees que los chips tienen un gran potencial?

TSMC anunció en diciembre que aumentaría su inversión en chips de gama alta hasta 40.000 millones de dólares en una planta que ya se está construyendo en un gran terreno al norte de Phoenix. Aunque Estados Unidos no consiga asegurar toda la cadena de suministro de semiconductores, tiene la oportunidad de invertir la reciente tendencia histórica de perder el liderazgo en un sector manufacturero tras otro.

"No creo que hayamos podido hacerlo nunca: Intentar consciente y deliberadamente recuperar cuota de mercado en un sector en el que antes éramos líderes, pero luego la perdimos", afirma Rob Atkinson, presidente de la Fundación para la Tecnología de la Información y la Innovación, que aboga por el apoyo gubernamental a la industria manufacturera.

Descargo de responsabilidad: Esto no es en modo alguno una recomendación de inversión. Este es puramente mi resumen y análisis basado en datos de internet y otras fuentes. Invertir en los mercados financieros es arriesgado y cada uno debe invertir en función de sus propias decisiones. Sólo soy un aficionado que comparte sus opiniones.